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martes, 28 de abril de 2015

Día 23: Cuando pensaba que se me encogía la ropa

Buenos días pakillos!

Anoche al final cambié el caminateo por la clase de Zumba (1de 1!!), así que he empezado la semana con muchas fuerzas! :) Hoy no creo que vaya a GAP porque estoy bastante cansada (y al cuerpinin siempre hay que escucharlo), pero a mi clase de Pilates no falto ni loca! :) (2 de 2) De hecho, aquí les dejo con algunas de las propiedades de Pilates.


Desde mi punto de vista, falta la obtención de unas abdominales de acero, porque al menos en las clase a las que voy yo, las estamos trabajando prácticamente todo el tiempo, con mucho sufrimiento por cierto. Todas las clases son 70% abodminales, 20% piernas y glúteos y 10% brazos.

La profesora es antigua bailarina, y la verdad es que me encanta la caña que nos da. Todavía me queda por perder grasa localizada y que se me meta más para adentro, pero al tacto tenga la tripa duuuuura dura :)

Hace poco recordaba cómo hubo una época de mi vida en la que tenía sobrepeso y no me daba cuenta. Sonará raro, pero yo me veía en fotos y al espejo, y me veía estupenda de la muerte. Tanto es así que estaba convencida de que la lavadora que tenía por aquel entonces (la de un piso de estudiantes) me estaba encogiendo la ropa.

Hay que ver lo ciegos que podemos estar a veces. De hecho, sí que hubo un momento en el que me di cuenta que igual era el momento de ponerme a dieta, así que acudí a Naturhouse. Una vez comencé a perder kilis y verme cada vez mejor, fue cuando me fui dando cuenta de lo equivocada que había estado hasta el momento, y retomando las fotos en las que antes me parecía que salía divinamente, confirmé mis sospechas.

Tanto es así, que la foto de la orla me la hice cuando estaba como un tonel y estaba convencida de que había salido fenomenal, y cuando por fin salieron publicadas (1 mes y medio después), casi me da un telele. ¡Estaba horrorosa! Tan gorda que ni se me reconocían las facciones. De hecho, hasta tuve la osadía de ir a pedirle cuentas al fotógrafo, ya que estaba convencida (y así me lo había hecho él creer), de que había salido estupenda.

La pena es la cantidad de ropa que tiré o regalé convencida de que ésta "había encogido", y lo bien que me habría sentado apenas unos meses después. Por eso, hoy en día, desde que empiezo a sospechar que de repente la lavadora ha empezado a encogerme la ropa, lo primero que hago es subirme a la báscula y analizar objetivamente mi aspecto en el espejo.

Muchas veces también es importante la opinión de los que te rodean, pero entiendo que es muy difícil decirle a una amiga que ha engordado o que se tiene que cuidar más... Para eso están las madres, ¿no? Aunque nunca nos guste que nos lo digan o hasta nos siente mal, incluso sabiendo nosotras que tienen razón. ;)

Tras una mañana de ejercicio en ayunas, qué mejor que este maravilloso tentempié para recuperar energías¿? :)


Al rico potaje de lentejas con un poquito de queso parmesano.  Yo lo suelo tomar de plato único al mediodía :)

Pakibesoooos!!

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